Thursday, September 14, 2017

Amada de 88 años

                          


(Texto de mi autoría publicado en 2011 en el suplemento cultural La Plaza del periódico El Economista)



 Ya no tiene la lozanía de antaño: sus ojos han perdido el brillo cautivador que los caracterizaba; numerosas arrugas delatoras surcan su rostro fatigado; sus labios han dejado de ser provocativos… pero así la quiero con todo mi corazón.


Darme cuenta de su envejecimiento y sentir su fascinación como en los días de su juventud da la medida de mi amor. Lástima que ya no esté tan seguro de llegar al 2013 cuando cumplirá cien años porque si algo quisiera en la vida es estar presente en su festejo.


Al final del concierto del domingo 24 de junio de 2001 en la Sala Nezahualcóyotl de la Ciudad de Mexico, el cronista se acerco a Ronald Zollman para confiarle su tribulación: "Cada vez escucho más clásica y menos moderna, subversiva, inquietante, provocativa y apasionada La consagración de la primavera".


—Por supuesto --dijo el director titular de la Orquesta Filarmónica de la UNAM que acababa de dirigirla--, ¡ya tiene 100 años!


Esta es una deliciosa exageración, puesto que apenas cumplió 88 años el 8 de marzo pasado (día en que Stravinsky concluyó su orquestación), pero situó al cronista en la realidad: también las partituras nacen, crecen, se reproducen y mueren.


Rechazo escandalizado le idea de que, a este paso, La consagración llegue a sonar tan insípida y poco agraciada como nos parece la música de Giovanni Pierluigi da Palestina, asombro sin límites del siglo XVI al grado de que muchas buenas conciencias de aquel tiempo aseguraban que la Misa del papa Marcelo le había sido dictada por el mismo Dios.


Las audacias armónicas, rítmicas, melódicas y tímbricas de La consagración, causantes del escándalo fenomenal en 1913, ahora no asombran a nadie, pero los amantes de la obra maestra de Stravinsky seguimos cautivados por ella aunque estemos conscientes de su envejecimiento.


Conocí esta música en los años 40, gracias a Walt Disney y su película Fantasía, en la animación en que un Tiranosaurus rex del Cretáceo lucha a muerte con un Stegosaurus del Jurásico; es decir: con un anacronismo de 90 millones de años. Yo era un niño; ella. una jovencita en sus veintes. Desde entonces se convirtió en la amada de mi vida, por lo que no la dejaré ahora que es octogenaria. 


Deseo que, cuando menos en el siglo XXI, La consagración conserve el hechizo de partituras más antiguas que ella como son La Pasión según San Mateo de Bach, los Réquiem de Mozart y de Berlioiz y la Novena sinfonía de Beethoven, así como y La canción de la Tierra de Mahler, obra esta que, por excepción, es su contemporánea.


Posdata. Dieciséis años después, sigo enamorado de La consagración de la primavera, que ha rebasado los 104 años desde su nacimiento. Por otra parte, rechazo avergonzado mi opinión sobre la Misa del papa Marcelo y la música de Palestrina.





No comments:

Post a Comment