Escribe Maricarmen Mozart:
"Considero que aunque la instrucción musical de Mozart fue llevada a cabo por su padre cuando era muy pequeño, la sensibilidad que expresan sus melodías no pertenece únicamente a este hecho, sino a que él, imagino, tuvo que sentir el regocijo por estar vivo, expresado a través de su obra. Su música es el canto mismo de la existencia, una oda a la vida.
"Es verdad, los melismas del Aleluya del motete Exsultate jubilate son conmovedores. Aunque hubiera preferido oírlo sin ninguna distracción, lo escuché mientras preparaba papas a la francesa para Emilio. Al principio todo era calma en la sartén, pero mientras se calentaba más y más, el aceite empezó a saltar como si fuera guiado por la exaltación del canto.
"Espero que esta anécdota no profane el sentimiento original de Mozart, pero en ocasiones es imposible aislarme de los quehaceres cotidianos, y como jamás cruzará por mi mente la idea de dejar en último plano a la música, no queda más que incorporarla de todas las maneras posibles y hasta hacer malabares para escucharla a cada momento porque la música es alimento espiritual, es calma, en ocasiones es la única respuesta empática, es parte de nuestra vida y no un agregado de la misma. Como dicen los colombianos, ¿cierto que sí?"
No comments:
Post a Comment