En una caricatura del tiempo de Mahler, el compositor descubre entre cencerros, martillos y triques diversos, una bocina de bicicleta. Queda perplejo y luego exclama:
--¡Ay, Dios mío, voy a tener que componer otra sinfonia!
Lástima que Mahler no haya conocido la sirena del faro de Point Pinos, en la península de Monterey, California, porque el grito alto y profundo de la sirena, que temblaba entre jirones de neblina y sobresaltaba y alejaba a las gaviotas como mazos de naipes arrojados al aire, y hacía crecer las olas y las cubría de espuma, le habría inspirado otra obra maestra.
Nota: las palabras en negritas han sido plagiadas por el autor de este blog a Ray Bradbury, en el cuento La sirena.
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