Thursday, June 11, 2020

Peregrinos, de Sofía Segovia (I)


       Primera ovación para la escritora mexicana 
                            Sofía Segovia


Soledad, condado de Monterey, California, 11 de octubre del 2018

Querida Sofía, 

Quizá le extrañe el anterior tratamiento puesto que no nos conocemos, pero déjeme explicarle que lo empleo con toda sinceridad y respeto porque anoche terminé la lectura de Peregrinos con el último sorbo de lágrimas.

El hecho de que utilice yo esta última expresión, plagiada de su libro, demuestra no solo lo que me conmovió, sino también el hecho de que ha dejado huella en mí.

Comencé el acompañamiento de los peregrinos la mañana del 3 de octubre en Salinas, la ciudad natal de John Steinbeck. Durante siete días consecutivos y más de las 19 horas y 38 minutos, la "audiolectura" me llevó de asombro en asombro. La razón por la que superé la medición mencionada fue el deseo esporádico de repetir algunos pasajes, no motivado por el fin de lograr mejor comprensión, sino de obtener mayor deleite.

 Mi empatía por los protagonistas creció a lo largo de Peregrinos porque nací el 18 de mayo de 1934, días antes de la Noche de los Cuchillos Largos y la consolidación del poder de Adolf Hitler. 

Contemporáneo de Ilse y Arno, por designio de la Providencia llegué al misterio gozoso de la vida a diez mil kilómetros de Königsberg. Estoy consciente de que otras personas no dirían la Providencia, sino el destino y otras hablarían del a azar.

El retrato de Ilse, Arno, Wanda, Helmut, Janusz y Freddy, por mencionar unos cuantos personajes, es tan intenso y cautivador que constituye un testimonio elocuente del talento de nuestra novelista. Me encariñé con ellos al grado que al llegar al punto final, sentí nostalgia por la despedida. Esto me sucedió también, hace muchos años, con los miembros de la familia Joad, de la novela Grapes of Wrath (Las uvas de la ira), de Steinbeck.

La hermosa voz y estupenda dicción de usted y la de Martha Escobar potenciaron el deleite. De todo corazón las felicito.

Le confío el testimonio de que Peregrinos provocó un tsunami de recuerdos de mi infancia y adolescencia relacionados con la Segunda Guerra Mundial tal como la vivimos desde la Ciudad de México.

Quisiera, Sofía, relatarle diversas anécdotas de aquellos días, pero debo pedir su anuencia. 

También me gustaría platicarle lo que significa para mí el libro electrónico y, sobre todo, el audiolibro, debido a mi amor de toda la vida por la voz humana y por otra parte, a que padezco degeneración macular asociada con la edad, que en mi caso es padecimiento prematuro, ya que nadie es anciano antes del centenario. ¿Me tendrá paciencia?

 Concluyo este mensaje preliminar con una mención al entusiasmo de Josefina, mi esposa, por quien me interesé en la novelística de Sofía Segovia. Qué sensato, maduro consejo el suyo. 


José Alfredo 



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