Saturday, December 31, 2016

La cita de hoy: Pau Casals

El amor a nuestra patria es algo espléndido. ¿Pero por qué debería acabarse ese amor al cruzar la frontera? 

Pau Casals (1876-1973)  


                                       

Friday, December 30, 2016

Mi sinfonía favorita

La pregunta de José N. Chávez González, a quien llamábamos Josene, surgió espontánea y sugestiva como cohete de feria:

“¿Cuál de las sinfonías de Beethoven le gusta más?”

Mientras el cohete tomaba altura, pensé: el hecho de que nos interesemos en nuestro tiempo por un músico nacido en 1770 es demostración de la vitalidad de su arte, por más que muchos críticos aseguren que fue un mal compositor y aun haya quien asegure, mitad en broma, mitad en serio, que “se quedó sordo para no escuchar las mamarrachadas que escribía”.

¿Por qué no me preguntaron, acaso, por obras de Stravinsky, Penderecki, Lutoslawski, Alban Berg, Bartók, Shostakovich, Varese, por citar unos cuantos?

Recordé entonces lo que afirma Max Steinizer, uno de los biógrafos de Beethoven: “Nosotros, los hombres de hoy, no hemos salido todavía de nuestro asombro ante la grandeza de las obras escritas por él”.

En ese momento, tuve la certeza de que las sinfonías de Beethoven y todas sus obras poseen la frescura del día en que se estrenaron y que, en muchos casos, son más apreciadas por nosotros que por la mayoría de los melófilos de los siglos XVIII y XIX.

Comprendí que Beethoven es un músico para nuestro tiempo, porque sus obras, nacidas del corazón, han conmovido el corazón de los hombres, como lo escribió en la partitura de su Misa solemne.

Evidentemente son portadoras de un mensaje para los hombres que, en estos años turbulentos, han sido testigos de horrores y tragedias, pero que no han perdido la esperanza.

Quedé convencido, además, de que el hombre de los años venideros volverá sus ojos, con creciente nostalgia, hacia la obra beethoveniana, contemplada como una de las cimas del arte universal.

La favorita de Pío XII

Divagué entonces sobre lo que otros personajes han dicho de las sinfonías del genio: el papa Pío XII, por ejemplo, manifestó en diversas ocasiones su predilección por la Primera, en la que el heredero de Mozart y Haydn aprendió a expresarse. Y hay que ver con qué refinamiento, vigor, regocijo y precoz maestría lo hizo.

Para Igor Stravinsky, al que muchos consideramos el artista del siglo XX, no había mejor obra en todo el catálogo beethoveniano que la Octava, la que más de un diletante despistado ha considerado como una sinfonía humorística, juguetona y trivial.

Hans von Bülow otorgaba la corona a la Tercera. Cuando el legendario director de orquesta habló de “las tres grandes B de la música”, no se refirió, como popularmente se cree, a las iniciales de los nombres de Bach, Beethoven y Brahms (para él los tres supremos), sino a los tres bemoles (b) de la Sinfonía Eroica (título escrito en italiano, como lo quiso el autor), porque esas tres b corresponden a la tonalidad de mi bemol mayor en que está escrita.

Un crescendo de Beethoven

Seguí recordando la estimación en que han tenido otros artistas a las sinfonías del genio de Bonn. Para Berlioz, el compositor que se definió a sí mismo como “un crescendo de Beethoven”, la consentida era la Segunda, obra en la que su admirado colega remonta el vuelo prodigioso.

Para Wagner, la sinfonía excelsa era la Séptima, a la que llamó “apoteosis de la danza”.

Muchos mexicanos de fines del siglo XIX que solamente pudieron conocer algunas de las sinfonías en transcripción para piano, sintieron especial devoción por la Sexta, conocida como Pastoral, según lo atestigua Antonio García Cubas en el Libro de mis recuerdos.

Quintaesencia, la cuarta

Cuántos amantes de la música me han dicho que la Cuarta es la quintaesencia del arte beethoveniano.

Esta sinfonía se alza de la cotidianidad y sus miserias para alcanzar la más espiritual de las alegrías. Sir Charles Grove, el afamado musicólogo, la consideraba “un poema de amor”. Para Ernesto de la Guardia, estudioso de la obra del maestro, es una sinfonía “risueña y optimista”.

Favorita del gran público, la Quinta posee las cuatro notas más célebres de toda la música sinfónica. Este motivo inicial (sol, sol, sol, mi bemol), al que el propio Beethoven se refirió con las palabras “así llama el destino a la puerta”, sirvió de contraseña a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Es la Quinta la más interpretada de las sinfonías: no hay orquesta que no la tenga en su repertorio. Qué significativo resulta que la Orquesta Sinfónica de Filadelfia la haya incluido en el programa con que debutó el 16 de noviembre de 1900.

Un segundo estallido

El cohete había subido al cielo y había estallado sin que yo me diera cuenta. Fue necesario un segundo estallido para que saliera de mi ensimismamiento:
“No me ha respondido. ¿Cuál de las sinfonías de Beethoven le gusta más?”

—Ah... sí... la Novena.

Tomado de libro Allegro molto. 60 años de anécdotas, de mi autoria. Luzam, México, 2010.




Thursday, December 29, 2016

Today's Quote: Emma Lazarus

Give me your tired, your poor,
Your huddled masses yearning to breathe free,
The wretched refuse of your teeming shore.
Send these, the homeless, tempest-tost to me,
I lift my lamp beside the golden door!



From The New Colossus, a sonnet written by Emma Lazarus (1849-1887); its lines appear inscribed on a bronze plaque in the pedestal of the Statue of Liberty.

                          

La cita de hoy: autor anónimo

Parecen mis penas
las olas del mar,
porque vienen unas
cuando otras se van.

(Seguidilla de autor anónimo)

Wednesday, December 28, 2016

La cita de hoy: Jorge Ramos Ávalos

Ante un mundo caótico y lleno de amenazas, se trata de sobrevivir sin muchas heridas. Jorge Ramos Ávalos.


Friday, December 16, 2016

Welcome to the Rain

Cuando llega a llover en el Valle de Salinas, bordeado por la Sierra de Santa Lucía y las montañas Gabilan, la letra de una canción compuesta por la cantautora Elisabeth Pixley-Fink, de Kalamazoo, Michigan, me conmueve profundamente.

Aqui la comparto, como un buen augurio:


Welcome to the Rain

At the end of October, the rain starts a-falling, 
And we start a-wondering just how to stay outside. 
Cuz we don't wanna hide, from the clouds and from the water. 
So we say hello to the rain. 

The rain carries our prayers to the river. 
And washes our sorrows away. 
The rain says remember, blue skies don't last forever, 
so say hello to today. 
Welcome to the rain. 

I was sitting on the front porch, washing the roots of dandelion. 
You know the roots in the falltime love the rain. 
And the rain comes singing, its footsteps touch the ground, 
Each one bringing the sweetest sound. 

Rain says, "Offer your prayers to the river. 
Don't hold on so hard to the pain. 
Don't you go thinking that you are a-sinking. 
Don't worry, it's just me, Rain. Don't worry, it's just me, Rain." 

At night as we lie sleeping, perennial roots lie a-dreaming 
Of the leaves that they'll push up towards the sun. 
And the rain is a drum, pounding out the dreambeat, 
and in our sleep we sing the water song. 

Will you carry our prayers to the river? 
And wash all our sorrows away? 
Will you help me remember that nothing lasts forever? Welcome to the rain. 
Goodnight Rain.  





Wednesday, December 14, 2016

Triunfa Sharp Nine en el National Steinbeck Center



Tovavía con los acordes y pasajes enteros que se quedan en la mente y danzan por  días, semanas o hasta por años (cito a Maricarmen Mozart), regresamos al National Steinbeck Center, de Salinas, California, el 11 de diciembre.

En efecto, el eco de la música de la banda de concierto dela Universidad de California en la Bahía de Monterey (CSUMB), que se presentó el 16 de septiembre en el Steinbeck Center, persistía en el recuerdo.

En esta nueva ocasión, el doctor Enrique Ríos-Ellis presentó a Sharp Nine, la nueva banda nacida en la cátedra de improvisación de jazz impartida en el Music and Performing Arts Department de la CSUMB.

El concierto se intituló Sin Fronteras: Celebrating the Cultures of the Americas (celebración de las culturas americanas) y nos llevó por el continente, de norte a sur.

El evento comenzó con una alusión al mambo, que aun cuando no se haya mencionado, fue un virtual homenaje no programado a Dámaso Pérez Prado, el músico que dio un giro portentoso al género que surgio del danzón, porque en este 11 de diciembre del 2016, se cumplió el centenario de su nacimiento en Matanzas, Cuba. Por supuesto que habría sido una excelente oportunidad para haber enriquecido con los melismas y la improvisación yacística alguno de los mambos inmortales del genio apodado Cara de foca.

Mi México lindo, querido y qué herido estuvo presente en diversos ocasiones. Una de las más notables fue cuando Miranda Aguilar, de sonora voz de mezzosoprano, y Dulce Ixtupé, a quien conocimos en el evento del 16 de septiembre, cantaron ¿Quién será?, del sinaloense Pablo Beltran Ruiz (1915-2008) 

                     
                                                  (Miranda Aguilar y Dulce Ixtupé)

También la nostalgia surgió con la canción Frenesí, de Alberto Domínguez Borrás, nacido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en 1913, a quien conocí en Tuxtla Gutiérrez en 1951.

Dulce volvió a cantar, como lo hizo el 16 de septiembre, el bolero Solamente una vez, de Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, nombre kilométrico recordado puntualmente por el doctor Ríos-Ellis:

Solamente una vez
amé en la vida
solamente una vez
y nada más.

Una vez nada más
en mi huerto
brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra el camino
de mi soledad.

Una vez nada más
se entrega el alma
con la dulce y total
renunciación.


Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón.

Entre otros países, la música del concierto llegó a Brasil y volvimos a escuchar a Dulce Ixtupé. ahora en portugués. A su bella voz, dominio de diversos instrumentos e idiomas, añade un encanto personal que hizo que el cronista le dijera (y ahora lo refrenda):"Cuando se organice un club de fans de Dulce, seré el primero en inscribirme"-

                
                                   (Avery Suazo) 

Un elogio de proporciones semejantes lo expresó el cronista al virtuoso de la trompeta Avery Suazo: "Saludo emocionado al nuevo Wynton Marsalis". Sonrió con conmovedora sencillez por la comparación con el músico de Nueva Orleans considerado como el gran trompetista de nuestro tiempo. "Tuve la suerte de escuchar a Marsalis en un concierto en Santa Cruz".

Coda:

Reciban el doctor Ríos-Ellis, todos y cada uno de los músicos de Sharp Nine y las autoridades del National Steinbeck Center una muy merecida felicitación. 




          (Fotografías de Josefina Cabrera-Moreno)



Monday, December 5, 2016

Sin Fronteras: Celebrating the Cultures of the Americas



Sweet Thursdays
at the National Steinbeck Center, Salinas, California

December 11 at 3 pmSin Fronteras: Celebrating the Cultures of the Americas Through Music with CSUMB’s Sharp Nine. 

Sharp Nine, named for a chord typically used in jazz harmony, is a new band that originated from a jazz improvisation class directed by Dr. Enrique Rios-Ellis in CSUMB’s Music and Performing Arts Department. It was formed to celebrate the synergy of our students’ musical talents and their cultural prowess and proudly reflects their rich ethnic backgrounds. The songs you will enjoy at Sunday afternoon’s concert celebrate the breadth of the Americas--from the United States to Mexico to Brazil.

This innvoative performance is part of the National Steinbeck Center’s Sweet Thursday series.

Friday, December 2, 2016

Recuerdos a vuelapluma de un nostálgico viajero


Hace poco más de diez años, Josefina y  yo  tuvimos el privilegio de haber formado parte del primer viaje organizado por Édgar Anaya. 

Ese viaje fue a Milpa Alta y habría de convertirse en el antecedente remoto de Mexicorrerías, viajes artesanales, que es ya una floreciente empresa turística de características insólitas, entre las que se encuentra la  capacidad de encontrar lo más atractivo de aquellos lugares desdeñados por el turismo tradicional que suele no ir más allá de las playas de moda, los edificios icónicos y los centros de diversión.

El lema de Mexicorrerías "Lo más interesante de lo menos conocido" recuerda las palabras  de Robert Frost, el poeta estadounidense nacido en San Francisco, California: 

“Dos senderos se abrían en el bosque y yo… yo tomé el menos transitado”. 

Aun cuando ya conocíamos el amor de Édgar por el país multiétnico, multicultural y multifacético que es México, fue en aquella ocasión cuando descubrimos la faceta viajera del hombre cuyo entusiasmo, cultura, amenidad y don de gentes hacen de él un guía carismático. Bien dicen que el hombre se mide por su capacidad de entusiasmo.

Además cuenta, como dicen ahora, con "un plus": hacer que los viajeros se sientan seguros porque no solo planea cuidadosamente los recorridos, sino que  está dispuesto a resolver personalmente las posibles situaciones inesperadas. 

*** 
         
 Evoco con nostalgia aquel primer viaje y recuerdo la belleza  del Popocatépetl que, desde Milpa Alta, veíamos casi al alcance de la mano, así como la del Valle de Chalco, a nuestros pies.

Pedí entonces a Édgar que me permitiera leer al grupo uno de los Sonetos de Milpa Alta, del poeta sonorense Abigael Bohórquez que tanto la amó. 

El poema que escogí comienza así:

Esto es Milpa Alta, amor, colmena ardida,
comarca del geranio y su techumbre,
esto es Milpa Alta, amor, adormecida 
en la paz de su propia dulcedumbre.

*** 

El más apretado relato de los viajes con Mexicorrerías cubriría numerosas páginas de este blog porque nos ha llevado, por mencionar algunos lugares, desde los interesantes pero sombríos  barrios marginados de la Ciudad de México (Santuario de la Santa Muerte incluido) hasta el esplendor de la Selva Lacandona y las lagunas de Montebello, en la frontera con Guatemala; hemos ido desde el socavón de una mina en Tlalpujahua, Michoacán, en el que me negué a entrar porque soy claustrófobo, hasta el cráter del volcán Poás, en Alajuela, Costa Rica, el país más verde del mundo.

¿Playas? Hemos estado en  la de Manuel Antonio, bordeada por la selva en ese país centroamericano, y en las de Tecolutla, en el Golfo de México, donde participamos en la liberación de tortuguitas recién nacidas.

 En aquel viaje, varias  personas de nuestro grupo nadaban felices en el mar cuando  pr empezó a llover intempestivamente, y para nuestra sorpresa, todo el mundo corrió a refugiarse bajo el techo de las palapas, como si temieran que se fueran a mojar.

Cómo recuerdo también el viaje en el que pernoctamos en una cabaña en la isla de Yunuén, en el lago de Pátzcuaro. Desperté sobresaltado a la mañana siguiente: "¿Qué es todo ese alboroto?", pregunté a Josefina. "Son las  voces de la naturaleza, que despierta gozosa", me respondió.

En Tzintzunzan, en la ribera del lago de Pátzcuaro, contemplamos casi con veneración los olivos sembrados por don Vasco de Quiroga, el egregio civilizador.

*** 

Entre nuestros recuerdos imborrables se encuentran los viajes con Mexicorrerías a Costa Rica y a la Sierra Tarahumara; viajes que nos han enriquecido y que nos han llevado a hacer nuestras las palabras del uruguayo José Enrique Rodó: 

"Renovarse es vivir; viajar es renovarse".

*** 

En El Fuerte, Sinaloa, quedé tan conmovido por las genuinas danzas autóctonas que nos ofrecieron, que no exagero al decir que me impresionaron tanto o más que la Barranca del Cobre. Hasta esa ocasión, solamente había conocido las versiones muy bellas ciertamente pero sofisticadas de grupos como el Ballet Folklórico de México.

Y no debo dejar de mencionar las delicias gastronómicas  del restaurante Panamá, en Culiacán. En él probé por primera vez unas gorditas llamadas "Comadres", que superan a las gorditas de mi querida Ciudad de México. 

*** 

Si una experiencia quisiera Josefina repetir es la emoción de la tirolesa sobre el bosque tropical costarricense cercano al volcán Arenal... o la ascensión de la montaña para ver de cerca la cascada del Chiflón, en  Chiapas. 

Y con qué nostalgia evocamos el viaje a Chiapas, en el que visitamos, entre otros lugares, la zona arqueológica de Palenque, la joya de San Cristobal de las Casas y la ciudad de Comitán de las Flores, ahora conocida como Comitán de Domínguez, donde pervive el alma de Rosario Castellanos, nacida en la Ciudad de México pero formada en esa tierra que tanto amó y de la que escribió en Balún Canán. Qué  emocionó fue contemplar en una avenida de Comitán cómo ondea la bandera mexicana junto a la  guatemalteca, símbolos de los países más hermanos del continente.

*** 

Dejaré por ahora estos recuerdos y a la manera de una coda, concluiré con esta reflexión:

Dicen que más que en kilómetros, los viajes se miden en amistades. Cómo nos han enriquecido las que hemos cultivado en ellos.


                                                                 Volcán Poás
  

Thursday, December 1, 2016

Como los incipientes narradores del Paleolítico...

Desde un tiempo que se pierde en la noche de la prehistoria, el hombre ha demostrado una vocación innata por la narración, de lo que dan testimonio vestigios como los de las Cuevas de Altamira.

Quienes pintaron las paredes rocosas de aquellas cuevas eran  cazadores y recolectores nómadas del Paleolítico que evidentemente más que crear arte estaban impulsados por narrar sus experiencias cotidianas por medio de figuras de animales o antropomorfas, así como de diseños no figurativos.

Con el paulatino dominio del lenguaje, la narración emprendió desde hace muchos siglos un camino que pasó del que habla y del que escucha al que escribe y el que lee.

En el tercer milenio, el arte de la narración parece volver a la oralidad y la audición debido al auge de los dispositivos electrónicos. El audiolibro es cada vez más aceptado porque se adapta a las condiciones de la vida moderna. Citemos por caso el de la persona que pasa varias horas al día en su automóvil de ida y regreso del trabajo y encuentra en la audición de una narración una compañía y una oportunidad de esparcimiento, cultivo y aprendizaje.

Hoy día encontramos en el ciberespacio magníficos servicios gratuitos, como puede ser el suministrado por albalearning.com, de España, el cual ofrece una inmensa variedad de narraciones y poemas no solo en español, sino en muchos casos en su versión paralela en inglés.

Para muchas personas resulta más satisfactorio escuchar una buena narración que su lectura. En esta forma, se está regresando, como se expresó anteriormente, a la dichosa edad y tiempos dichosos en  que las personas se reunían en torno del narrador de voz cautivadora.

Conviene citar entre paréntesis el testimonio de un amante de la literatura en el sentido de que nunca gozó tanto el Quijote como en la ocasión en que lo escuchó de viva voz. Es mas: pudo solazarse con la narración en el castellano de la época de Cervantes y posteriormente en la versión en español moderno. Esta persona asegura asimismo que nunca quedó tan conmovido por la poesía de Walt Whitman como cuando escuchó, sesión tras sesión (18 horas y 52 minutos), Leaves of Grass, en la voz de Robin Field..

Nuestros tiempos, tan ricos en oferta literaria como pobres en tiempo disponible para la lectura y el ocio creativo, brindan una oportunidad magnífica a la narración breve, a la historia corta, ya sea escrita o escuchada. Es probable que la historia corta alcance en los próximos decenios alturas codiciables y hallará un público que cada vez más la prefiera en detrimento de la novela, sobre todo la de gran extensión.

Encore:

Se dice que a una persona que presumía de haber leído completa La guerra y la paz en pocos días le preguntaron de qué se trataba la novela.  Su respuesta fue: "Habla del Imperio Ruso".

                   

                                     ("Narración" de una escena de caza)
 

El concierto de la mentada


Durante la interpretación de la Cuarta Sinfonía, Romántica, de Bruckner, dirigida por Sergio Cárdenas al frente de la Filarmónica de la Ciudad de México, repiqueteó en diversas ocasiones un teléfono celular.

En el intermedio, José María Álvarez salió al proscenio del Auditorio Silvestre Revueltas del Conservatorio Nacional de Música y con un malestar moderado por la diplomacia y la cortesía, explicó por qué deben desconectarse teléfonos, alarmas y localizadores en una sala de conciertos.

Con el tacto más exquisito pero con firmeza, pidió al público que apagara sus teléfonos móviles, con el fin de que pudiera transcurrir sin contratiempos la segunda parte del programa, formada por “Preludio y muerte de amor” de Tristán e Isolda y la Obertura de Tannhäuser.

Durante los compases iniciales de la primera obra wagneriana, volvió a sacudir al auditorio el timbre del celular del mismo delincuente que había entorpecido la música de Bruckner. Y lo que fue peor: el celularópata tuvo la inverecundia de responder:

—¡Bueno! Sí, soy yo... no te escucho bien, ¿adónde dices que debo ir?

 Luis Pérez Santoja –erudición y melofilia extremas–, quien estaba cerca del impertinente, se apresuró a responder:

—A tiznar a tu madre.

No volvió a sonar el teléfono.


Al término del concierto, el hombre salió corriendo
del auditorio. Nadie supo si quería evitar un refrendo de la mentada, o se disponía a cumplir la orden de Luis. 

(Tomado del libro Allegro molto. 60 años de anécdotas, de mi autoría. Luzam, México, 2010)