Saturday, February 29, 2020

De la sonrisa benévola al improperio


"Qué impuntuales son los músicos de la Orquesta Filarmónica de la UNAM", me dijo un vecino de butaca en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, en la Ciudad de México. 

Extrañado por este comentario, le pregunté a qué se refería. Entonces recibí esta respuesta que solo la más elemental de las cortesías me impidió soltar una carcajada:

"¿Qué no se dio cuenta usted de que antes del intermedio, cuando tocaron algo de Mozart y de otro compositor eran unos cuantos músicos y ahora que van a tocar la Novena de Beethoven hay una multitud?"

*

En otra ocasión, en el Palacio de Bellas Artes, de la   Ciudad de México, una jovencita me comentó asombrada que el director de orquesta evidentemente tenía una gran amistad con el violín concertino, porque lo saludó a la entrada al escenario y después de cada obra volvía a saludarlo con mucho afecto.


*

Durante una charla de apreciación musical, vi que un muchacho estaba quedándose dormido cuando escuchábamos un pasaje del Réquiem de guerra, de Benjamin Britten. Al concluir la audición de este ejemplo, le pregunté si no había encontrado interesante esta obra.

"Es que esta ópera está muy larga, pero sí me gustaron las canciones que escuchamos al principio de esta sesión". 

A las "canciones" que se refería fueron la Marcha fúnebre de la Sonata para piano número 2 de Chopin y la secuencia Dies irae de la Misa de difuntos.   

*

—Ya es tiempo de que te aprendas los nombres de los instrumentos —dijo un padre a su hijo—.  ¿Ves los que están enfrente? Son las cuerdas. Aquellos grandotes que están hasta atrás y se tocan de pie, son los violonchelos.  

 Estuve a punto de gritarle: "¡No son chelos, insensato, son contrabajos!"

—Papá, veo que algunos violines son un poquito más grandes que los otros; ¿y qué me dices de los que se tocan sentados? ¿Cómo se llaman?

La pregunta tomó por sorpresa al progenitor, pero tras un segundo de indecisión, recuperó el decoro y pontificó:

—Son violines de distintos tamaños.

*

A pesar del tono burlón con el que están redactadas estas anécdotas de la vida real, sus protagonistas no merecen más que una sonrisa benévola y empática. En este mismo caso se encuentra, por ejemplo, quien asegura que los valses que más le gustan de Richard Strauss son El Danubio azul y Voces de primavera.

Los que sí merecen que se les cubra de improperios son algunos supuestos melómanos como la señora que en el segundo piso del Palacio de Bellas Artes encendió su teléfono celular para que su hijo se distrajera con videos mientras escuchábamos La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, dirigida por Carlos Miguel Prieto en el año del centenario del estreno de esta obra. 

Asimismo, el señor que comía papitas fritas,  bolsa de celofán percutida, en el cine Monterey 13, en Del Monte, California, durante la presentación en vivo desde el Metropolitan de Nueva York de la ópera Wozzeck, de Alban Berg. 

Por último, el cretino que no impidió que el timbre de su teléfono celular atronara durante varios compases del último movimiento de la Sonata número 8 de Prokófiev, interpretada por Kate Liu en la Vanderbilt Presbyterian Church, de North Naples, Florida. 

Post scriptum 

Este último ejemplo puede comprobarse en YouTube. Y hay que elogiar a la pianista Kate Liu  por su serenidad y profesionalismo que la libraron de dar un tropiezo.



Agustín Lara


             Finalmente, lo quiso Dios


En la infancia y adolescencia, mi "folclore urbano" estuvo impregnado por las canciones de Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino.

En una ocasión en la que iba por la calle de la mano de mi padre, se detuvo a comprar el Excélsior y me enseñó un encabezado que decía: 

"Agustín Lara, como caballero, acepta su derrota sentimental". 

Así daba cuenta el periódico del rompimiento con María Félix .

En otra ocasión, mis tíos invitaron a papá y mamá al centro nocturno El Patio, de la Ciudad de México,  muy prestigiado porque, entre otros personajes de renombre, solía actuar Agustín Lara. 

Me contó mi madre que durante su presentación, el músico poeta hizo una pausa en sus interpretaciones para decir a la concurrencia que como era muy respetuoso de las creencias religiosas, no deseaba ofender a nadie con esta expresión de su canción Palabras de mujer: 

"Aunque no quieras tú, ni quiera yo, ni quiera Dios, hasta la eternidad te seguirá mi amor".

 Por tanto, quería saber si consideraban conveniente que la modificara. A gritos, la multitud prorrumpió: "Déjala así". 

Aun cuando mi madre se opuso a la opinión generalizada, como también lo hicieron mi padre y mis tíos, ella se consideró cómplice, lo cual le produjo gran angustia.  Esa noche, tuvo una pesadilla en la que unos ángeles, portadores de mangueras de fuego, exterminaban a todos los blasfemos asistentes.

Semanas después, se sintió aliviada cuando  Agustín Lara optó por decir:


"Aunque no quieras tú, ni quiera yo, lo quiere Dios".










Friday, February 28, 2020

Fernando Díez de Urdanivia Serrano

                                  Una vida luminosa

En una vida tan extensa como la mía que se aproxima al noveno decenio, puedo dar testimonio de que la luminosidad de la costa central californiana es una de las más intensas que he conocido. 

De la misma manera, aseguro que la vida de Fernando Díez de Urdanivia (1932-2020) tuvo una brillantez semejante. No solo fue un amigo transformado en hermano, sino que tuvo un asombroso efecto enriquecedor de la cultura en México. Con un entusiasmo que dio la medida de su valía, destacó en el periodismo, la academia, la música, la literatura, la empresa editorial y discográfica... 

Como conversador no tuvo par, al grado de que la amenidad y sabiduría de sus palabras convirtieran en minutos el deleite de una llamada telefónica de más de una hora de duración. Y lo verdaderamente  asombroso: a pesar de su proverbial extraversión, jamás caía en el soliloquio porque también la empatía lo llevó a ser un comedido oyente. 

Su generosidad y sencillez propiciaron que el proemio de mi libro Allegro Molto. Sesenta años de anécdotas, publicado por Luzam, su empresa editorial, fuera enriquecido en forma codiciable gracias a su análisis sobre la misión e importancia de la anécdota. 

"A los muchachos suele sobrarles la juventud y faltarles las anécdotas. Recordar es oficio de viejos, y hacerlo con cierta gracia es cualidad de quienes no se toman la vida muy a pecho", afirma al principio de su texto ensayístico.

El párrafo final de este proemio vuelve a conmoverme cuantas veces lo leo:

"La Biblioteca Musical Mínima publica este anecdotario en su colección, por su valor intrínseco. Cosa distinta es que la amistad, el afecto y camaradería inspiren estos párrafos que no serán lo bueno del libro, pero figurarán entre los más sentidos". 

Retomo estas palabras para afirmar con toda sinceridad que mis elogios a su proemio también van más allá del afecto, la camaradería... ¡y el amor fraterno!







Wednesday, February 26, 2020

La conmovedora voz del fagot

La Sonata para fagot y piano de André Previn (1929-2019) es una de esas obras en las que el piano acompaña a instrumentos que a veces dan la impresión de ser los parientes pobres.





 En este, como en otros casos, el timbre del fagot tiene su encanto, a pesar de su humilde apariencia. Compositores como Ígor Stravinsky (1882-1971) y Serguéi Prokófiev (1891-1953) le utilizan con sabiduría. Por ejemplo: el primero de ellos en la conmovedora intervención del fagot en el inicio de La consagración de la primavera. El segundo, al darle voz al abuelo en el cuento orquestal Pedro y el lobo.

La parte del piano de la Sonata de Previn tiene sus evidentes dificultades, pero potencia el mensaje melódico del fagot. 

Tanto en el primer movimiento, With energy, como en el tercero, Vivace, Very rhythmic,  el jazz entra en la obra con una luminosidad que compite con el sol de la costa central californiana. 


A propósito de instrumentos poco socorridos por los compositores en obras acompañadas por piano,  recomendaría la audición de una estremecedora obra maestra intitulada Lamento para tuba y piano de Sofiya Gubaidúlina (1931). 



Tuesday, February 25, 2020

Fernando Díez de Urdanivia

                                      Lux perpetua

A la memoria de Fernando Díez de Urdanivia (1932-2020), con fraternal cariño. 


En Sabiduría de Salomón, libro sapiencial del Antiguo Testamento, encontramos estas palabras que solemos evocar tras la partida de un ser querido:

Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza: después de una corta prueba recibirán grandes recompensas. 

Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como al oro en el horno donde se funden los metales, y los aceptó como una ofrenda perfecta.

Cuando venga Dios a visitarnos, serán luz, semejantes a la centella que corre por entre la maleza. Gobernarán naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre.

Walt Whitman (1819-1892) ofrece reflexiones dignas de perpetua memoria:

All goes onward and outward... and nothing collapses, and to die is different from what any one supposed, and luckier. Has any one supposed it lucky to be born? I hasten to inform him or her it is just as lucky to die, and I know it. I pass death with the dying, and birth with the new-washed babe. 

 (Todos se esparce y avanza, nada se destruye y morir es distinto de lo que se supone, y más afortunado. ¿Supone alguien que nacer es algo afortunado? Me apresuro a señalar a tal hombre o mujer que morir es igualmente afortunado, bien lo sé yo. Muero con el agonizante y nazco con el recién nacido). 

*
En el prefacio de la Misa de Difuntos del Misal Romano encontramos este texto impregnado de fe y de esperanza:

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

En él brilla la esperanza
de nuestra feliz resurrección;
y así,
aunque la certeza de morir nos entristece,
nos consuela la promesa
de la futura inmortalidad.
Porque la vida de los que en ti creemos, Señor,
no termina, se transforma;
y al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo.

*

Requiem æterna dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.







Saturday, February 22, 2020

Ástrid, Niña Pianista

Durante 2007 publiqué en  La Plaza, suplemento cultural del periódico El Economista, de la Ciudad de México, una serie de entrevistas intitulada Charlas con melómanos, destinada a registrar coloquialmente opiniones y anécdotas de personajes de los medios cultural, empresarial y político, reconocidos por su melofilia.

En esta forma, entrevisté a figuras prominentes entre las cuales se encontraron un secretario de Estado, un director de orquesta, diversos promotores culturales y otros personajes con larga trayectoria de pasión por la música de concierto y la auténtica música folclórica. La única persona que declinó la invitación fue un expresidente de la República que arguyó no saber nada de música.

Ástrid Morales fue la única persona de corta edad que participó en estas entrevistas. Se encontraba entonces en la alborada de su luminosa carrera profesional. En recuerdo de aquella época, reproduzco íntegramente la entrevista.


                No la casa de Mickey, sino la de Mozart 

En el 2002, Ástrid Morales Torres contaba apenas diez años, edad en la que una visita a Disneylandia parece colmar la dicha de cualquier chiquillo; pero ella se mostró desdeñosa: no le atraían Mickey Mouse, ninguno de los seres de la mitología disneyana, ni los atractivos del parque de diversiones. Su aspiración era conocer la casa natal de Mozart en Salzburgo.

Y a Salzburgo la llevaron sus consentidores padres. Para dicha de la melómana, el viaje incluyó sendas visitas no menos anheladas: la casa de Bon donde nació Beethoven y la que habitó Schumann en esa ciudad.

Tres años más tarde, obsesionada por la música de Chopin, volvió a convencer a papá y mamá para que la llevaran a conocer la casa natal del poeta del piano en Zelazowa-Wola, cerca de Varsovia. El viaje se extendió a Praga, porque era preciso visitar también las casas en que vivieron Bedřich Smetana y Antonin Dvorak. 

"Mis papás, periodistas los dos, hicieron un  súper esfuerzo para darme gusto. La música de Mozart siempre me hace sentir bien, tanto cuando la escucho como cuando la interpreto... simplemente me inspira felicidad. Tengo la impresión de que  era divertidísimo, pero también que conservaba mucho de su infancia". 

-¿Y Chopin?

"Tiempo después de haber empezado a estudiar piano preparé una sonata completa de Haydn y su inolvidable Concierto en re menor. En ese entonces, la maestra Natasha Tarásova me  llamaba con cierta frecuencia la atención por interpretar a Haydn con estilo chopiniano, así fue que decidí conocer más sobre Chopin. Escuché sus nocturnos y me atraparon. Además, para empezar a conocerlo elegí tres piezas suyas para interpretar en el piano... ¡me enamoré de Chopin!

 "Me cuentan mis papás que cuando tenía dos años me llevaron a un concierto infantil organizado por Eduardo Díazmuñoz. He escuchado conciertos para adultos desde los cinco. Se supone que en las salas solamente admiten niños mayores de ocho años, pero por mi estatura e interés jamás alguien me impidió el paso. En uno de esos conciertos conocí a quien era director de la Orquesta de Marina, el capitán César Ámora, quien me invitó a que tocáramos juntos el Concierto de Haydn al que me refería hace un momento. La idea me encantó. Yo no conocía esa obra, pero recibír una invitación para presentarme con una orquesta, que es uno de los grandes sueños que muchos solistas desean alcanzar algún día, era algo que simplemente no podía dejar pasar. 

"En ese tiempo tenía diez años y aunque a los ocho tuve mi primera presentación como pianista, ante los ojos de varios maestros era imposible que una niña como yo, que no es prodigio pero que además es mexicana, interpretara un concierto para piano y orquesta. 

"Afortunadamente, tiempo atrás tuve la suerte de conocer a un talentoso y joven pianista, Arturo Nieto-Dorantes, quien no solo creyó en mi capacidad y mi alentó para lograrlo, sino que además me presentó con Héctor Rojas, su maestro.

"Unos meses después de la invitación, el maestro Ámora dejó la Orquesta de Marina. En menos de un año había tenido lista la obra con mis maestros, así que la presenté a dos pianos con mi maestra Natasha Tarásova en un concurso. Posteriormente José Guadalupe Flores, director de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, me dio la gran oportunidad de mi vida. 

"El Concierto en re mayor para piano y orquesta de Haydn es y será muy importante en mi vida, pues no solo fue el primero que interpreté, sino que me abrió las puertas para asistir al Virginia Warring International Piano Competition, efectuado en Palm Desert, California, en donde fui la única niña latinoamericana, seleccionada de un total de 300 niños pianistas de todo el mundo. 

"El concierto de Haydn me llevó a presentarme con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes el año pasado, con la que fui solista de esta obra bajo la dirección de Stephano Mazzoleni". 


-Has tocado con orquestas en otras ocasiones, ¿verdad? Yo recuerdo tus actuaciones como solista de la Sinfónica de Acapulco y la Orquesta del Instituto Politécnico Nacional. 

"Exacto. Lo hice con los maestros Eduardo Álvarez y Alfredo Ibarra, muy entusiastas y de quienes he   aprendido cosas importantes. El maestro Ibarra acaba de invitarme para que me presente los días 26 y 28 de abril con la Sinfónica del Politécnico, ahora con el Concierto número 17 de mi querido Mozart.

"Unos meses después de estar en Aguascalientes, recibí otra invitación para presentarme nuevamente con la Filarmónica de Querétaro, pero ahora bajo la dirección de Enrique Radillo. Aquí tuve la gran oportunidad de interpretar el anhelado Concierto número 21 para piano y orquesta de Mozart, obra de enorme dificultad para mí, pero que ha significado un gran reto y una enorme satisfacción

"Interpretar a Mozart es súper difícil. Yo estaba muy interesada en presentarme con su música, precisamente en el 2006, para celebrar el 250 aniversario de su nacimiento. Así fue como concursé en Colima, donde gané el Grand Prix al Talento Excepcional (me presenté exactamente el 27 de enero, día en que nació Mozart). Incluí en mi programa el movimiento de una de sus preciosas sonatas y me fue muy bien, pues hasta un piano gané". 

-Sé que no es el único piano que has obtenido  como premio en un concurso, pero ahora háblame de lo que me contaste un día: las difíciles circunstancias de tu  nacimiento. ¿Sería que por eso tus padres te apoyan tanto, te consienten y tratan de satisfacer todas tus aspiraciones musicales? Siempre te veo en las salas de concierto acompañada por tu mamá.

"Las cosas no han sido fáciles para mí. Me cuentan mis padres que mi llegada a este mundo no fue sencilla, pues antes de tenerme perdieron dos bebés, uno en el momento de nacer y la otra 15 días después de su prematuro nacimiento. Así es que en el momento que supieron de un nuevo embarazo tenían una mezcla de temor y alegría, sobre todo cuando el médico les comentó que haría todo lo posible para que mi mamá llegase a los nueve meses, pues no había más del cincuenta por ciento de posibilidades de lograrlo. 

"Mi mamá pasó en reposo absoluto y prácticamente en cama los nueve meses. Como fui una niña muy deseada, mis papás me han cuidado, me han rodeado de atenciones, pero principalmente de amor". 


Esta niña pianista, caso extremo de melomanía, ha ganado también 16 premios de pintura y se encuentra muy activa en diversos programas radiofónicos relacionados en una y otra forma con la música, entre los cuales destaca La peluca de Mozart, sección musical de La Pandilla; continúa ganando concursos y dando recitales, pero tiene que esforzarse para cumplir con las exigencias del Conservatorio Nacional de Música, de los cursos en el extranjero... ¡y con las materias de la escuela secundaria!


Ástrid recuerda aquella época

Thursday, February 20, 2020

¿Cómo le dices al Presidente que no?

Cuando el autor de este blog escuchó que las aportaciones numismáticas (monetarias) para la rifa-no rifa- rifando del fantasmagórico avión presidencial eran de carácter voluntario, recordó esta anécdota relacionada con la recomendación de un Secretario de Hacienda de México para que su gran amigo, un músico aficionado, dirigiera una importante orquesta sinfónica:


Estaba programada, como obra única, la Segunda Sinfonía, denominada Resurrección, de Gustav Mahler, dirigida por Kaplan, estadounidense que había llegado a México precedido por cierta asombrosa publicidad.

Gilbert Kaplan nació el 3 de marzo de 1941 en la ciudad de Nueva York. Además de ser un multimillonario hombre de negocios y un director de orquesta aficionado que inclusive ha actuado al frente de la New York Philharmonic (para escándalo de algunos instrumentistas del conjunto), fundó la revista Institutional Investor y se ha dedicado al periodismo.

En el libro conmemorativo del trigésimo aniversario de la Orquesta Sinfónica de Minería, se explica así la incorporación al programa de la Academia de Música del Palacio de Minería de Gilbert Kaplan:

"Saturnino Suárez y Luis Herrera de la Fuente debieron aceptar (1991) la “amistosa presión” del Secretario de Hacienda, que había sido compañero de estudios de Kaplan, para que lo invitaran a dirigir la Orquesta, lo que resultó, por cierto, muy exitoso.

“¿Cómo le dices al Secretario de Hacienda que no?”, dice don Luis irónicamente. “Es como si un monstruo te dice: o me firmas aquí o te mueres... pues firmas”.

Post scriptum 

Este fragmento fue tomado del libro Allegro molto. 60 años de anécdotas, de mi autoría. (Luzam, México, segunda edición 2011).  


Wednesday, February 12, 2020

Un testigo del siglo XX

Don Alfredo, un testigo del siglo XX 

"Gustavo von Aschenbach salió de su casa de la calle del Príncipe Regente, en Munich, para dar un largo paseo solitario, una tarde primaveral del año 1900", afirma Thomas Mann en el inicio de su novela La muerte en Venecia.

En una tarde invernal de ese 1900, último año del siglo XIX, la del lunes 12 febrero, nació don Alfredo. Como su vida se extendió durante 75 años, fue testigo de lo acontecido en la centuria  de la revolución mexicana, la revolución rusa, las dos guerras mundiales, la de Corea, la de Vietnam...

Contaba once años cuando don Porfirio Díaz dejó su patria para siempre. Habían concluido los días en que se proclamaba: "Dios omnipotente y don Porfirio presidente". De la agonía del Porfiriato se enteró por su padre en la urbe que originalmente se llamó Guayangareo y sucesivamente, Ciudad de Mechuacan, Valladolid y Morelia.

Cuando don Alfredo dejó su amada tierra natal para radicar en la Ciudad  de México, esta escasamente llegaba al millón de habitantes por lo que fue testigo de su transformación: excedía ya los ocho millones de habitantes el año de su muerte. 

Consumado ciclista, sus recorridos dominicales lo llevaban por los suburbios de una ciudad apasible de aspecto provinciano. Le tocó ver el surgimiento de la colonia Roma y de la Condesa. Asimismo, observó con asombro la edificación del edificio de la Lotería Nacional, entonces el más alto de la urbe, y la conclusión del Palacio de Bellas Artes, hijo póstumo del Porfiriato, estrenado en 1934, el año del nacimiento de su primogénito. 

Don Alfredo fue testigo del surgimiento de la radiodifusión y muchos años después, de la llegada de la televisión a México. Uno y otros medios fueron de gran aliento para él, como también lo fue la constante lectura de su periódico, el Excélsior, y de libros de todo tipo, entre los que se encontraron los de Salgari y Julio Verne, leídos en su ancianidad con el mismo deleite de su juventud.

Personajes como Antonieta Rivas Mercado, Fidel Velázquez, Nellie Campobello, Germán Arciniegas, Luis Buñuel y Elías Nandino nacieron el mismo año que don Alfredo. Ernesto Guevara Lynch había llegado al mundo. en Buenos Aires, el día anterior.

Fue don Alfredo partidario del general Almazán, pero con el tiempo llegó a tener cierta admiración por Manuel Ávila Camacho. Panista de convicción y corazón, no llegó a imaginar que dos candidatos de este partido llegarían a la presidencia de la República. 

Entre los recuerdos que dejó a sus hijos se encuentran los frecuentes paseos por el antiguo bosque de Chapultepec y la frecuente manifestación de su preocupación: "Amenaza lluvia, Chata". Lo que nunca llegó a prever es la actual amenaza, ya no de lluvias y chubascos, sino de verdaderas tormentas que superan a las de carácter meteorológico.

Como quiera que sea, nos alienta y da esperanza confiar en que si el mundo logró capotear los diluvios del siglo XX, ¿por qué no podrá hacerlo con los de este turbulento siglo XXI?

Hoy, 12 de febrero del 2020, día en que se cumplen 120 años de su nacimiento, lo recordamos con renovado cariño. Entre otros ejemplos suyos, se encuentra el de saber perpetuar el fervor y hacer pasajero el desencanto, tal como lo pidió Gabriela Mistral al Señor en la Oración de la maestra. 






Tuesday, February 11, 2020

Hacer link con Dios

                                  Orar con música 

(Para fray Enrique Herrera, en Greenfield, California, y Marta María, en Buenos Aires, Argentina)

"La música es la resonancia del Cielo en la Tierra, el eco del paraíso en nuestro exilio", se lee en la primera página del libro digital Orar con música.

 Esta cita, de José María Cabodevilla, concluye así:

"La música suministra voces y acompañamiento para la oración de los mortales. La música misma es oración.”



El autor de Orar con música es Rafael Arce Gargollo, licenciado en Derecho por la Universidad Panamericana (México), doctor en Teología por la Universidad de Navarra, en Pamplona, España, y vicario en la Parroquia de San Josemaría, en Santa Fe, Ciudad de Mexico. 

En la primera parte del libro, el doctor Arce da instrucciones sobre la forma de usarlo para lo cual debe descargarse la aplicación Spotify en el dispositivo con conexión a internet. 

En esta parte se encuentran los enlaces de las piezas musicales para su reproducción automática en Spotify, aun cuando sugiere otras posibilidades para escuchar las obras por medio de YouTube o iTunes. 

La segunda parte es extraordinariamente rica en la exposición de la importancia de la música en la vida de hombres y mujeres que, en particular,  recurren a la música para hacer contacto ("hacer un link") con Dios a través de la música.

Entre quienes hicieron ese contacto cita el doctor Arce desde San Agustín (354-430) y Vladimiro, zar de Rusia y príncipe de Kiev (956?-1015) hasta personajes de nuestro tiempo. 

En verdad que el libro Orar con música es una joya. No solo cuenta con las ligas para sintonizar las piezas, sino que la letra de ellas se encuentra en español o en su idioma original, como puede ser latín o inglés. 

Las recomendaciones van desde las piezas más sencillas, tradicionales y de corte popular, hasta las obras de grandes compositores como Bach, Handel, Vivaldi, Mozart y Stravinski. Para mayor goce, algunos de los links nos llevan al prodigio del canto gregoriano. 


Tan meritorio es este libro, que podría ser de utilidad aún para amantes de la música cuyo interés primordial no sea la oración. 

                               (Disponible en Amazon)

Post scriptum 

Expreso mi agradecimiento a Mónica Alducin Panganiba por haberme enriquecido con la recomendación de esta obra que hoy día es uno de mis audiolibros de cabecera. 

California





El estado de California es uno de los rostros más bellos de la democracia.

                           Javier Sicilia 



Thursday, February 6, 2020

Javier Sicilia

"Yo no quiero vivir en un mundo en donde el amor no tiene cabida". 

Javier Sicilia

Activista, poeta, ensayista, novelista y periodista mexicano nacido en 1956. 




Tuesday, February 4, 2020

Porgy and Bess

Más de 70 países en sintonía

 A la memoria de mi tío Carlos de la Cerda, quien en mi adolescencia me regaló mis primeros discos... ¡y fueron de música de Gershwin!


La música de George Gershwin (1898-1937) ha vibrado intensamente en el comienzo de este año. Todavía con las melodías y los ritmos de Rhapsody in Blue en el nervio acústico y en el corazón, la ópera Porgy and Bess se ha sumado al encanto gracias a la transmisión en vivo realizada por el Metropolitan Opera House de Nueva York, vía satélite.

Lo visto y escuchado el sábado 1 de febrero en pantalla de alta definición superó nuestras expectativas porque se trató de una producción en la que música, coreografía, actuación y escenario lograron reivindicar por su calidad suprema el aparente desdén del Metropolitan por esta ópera que fue presentada por ellos por primera vez  en 1985, medio siglo después de su estreno mundial en Boston.

Uno de los factores que hacen que esta producción quede para perpetua memoria es la de que estuvimos conscientes de que formábamos parte de un gigantesco auditorio en más de setenta países receptores de la transmisión en vivo. 

A tal grado llegó esa comunión internacional, que en el intermedio mi esposa y yo  compartimos por teléfono, desde la costa central californiana, diversos  comentarios con amigos de la Ciudad de México que también estaban disfrutando la ópera. Uno de ellos resaltó el hecho de que Gershwin, autor de esta música enriquecida por el jazz y el blues, haya sido hijo de judíos rusos. Por eso, elogiamos la forma prodigiosa en que la inmigración ha hecho de Estados Unidos un país multiétnico y multicultural. 



Para sorpresa de este cronista, el público asistente a la sala del cine Monterey 13 en Del Monte también estuvo a tono con el que colmó el Metropolitan Opera House, ya que aplaudió en concordancia con aquellos  e incluso mostró su beneplácito por los comentarios expresados en las entrevistas con cantantes, director de orquesta y personal involucrado en la producción. Eso sí: cuando una de las personas entrevistadas manifestó su deseo de que triunfara el equipo de los Kansas City Chiefs en el Superbowl del domingo, el público prorrumpió en fenomenal abucheo, muy explicable por tratarse de californianos, quizá en su mayoría partidario de los 49'ers de San Francisco. 

Una huella tan profunda dejó en este cronista Porgy and Bess que lleva ya varios días en que el aria Summertime, cantada por Clara no lo abandona. Eso suele suceder a los melómanos cuando un aria, un tema o un motivo los cautiva:

Summertime and the livin' is easy.
Fish are jumpin', and the cotton is high. 
Oh your daddy's is rich and your ma is good lookin',
So hush, little baby, don' yo' cry.
One of these mornin's you goin' to rise up singin',
Then you'll spread yo' wings an' you'll take the sky. 
But till that mornin', there's a-nothtin' can harm you
With Daddy and Mammy standin' by.