Saturday, February 22, 2020

Ástrid, Niña Pianista

Durante 2007 publiqué en  La Plaza, suplemento cultural del periódico El Economista, de la Ciudad de México, una serie de entrevistas intitulada Charlas con melómanos, destinada a registrar coloquialmente opiniones y anécdotas de personajes de los medios cultural, empresarial y político, reconocidos por su melofilia.

En esta forma, entrevisté a figuras prominentes entre las cuales se encontraron un secretario de Estado, un director de orquesta, diversos promotores culturales y otros personajes con larga trayectoria de pasión por la música de concierto y la auténtica música folclórica. La única persona que declinó la invitación fue un expresidente de la República que arguyó no saber nada de música.

Ástrid Morales fue la única persona de corta edad que participó en estas entrevistas. Se encontraba entonces en la alborada de su luminosa carrera profesional. En recuerdo de aquella época, reproduzco íntegramente la entrevista.


                No la casa de Mickey, sino la de Mozart 

En el 2002, Ástrid Morales Torres contaba apenas diez años, edad en la que una visita a Disneylandia parece colmar la dicha de cualquier chiquillo; pero ella se mostró desdeñosa: no le atraían Mickey Mouse, ninguno de los seres de la mitología disneyana, ni los atractivos del parque de diversiones. Su aspiración era conocer la casa natal de Mozart en Salzburgo.

Y a Salzburgo la llevaron sus consentidores padres. Para dicha de la melómana, el viaje incluyó sendas visitas no menos anheladas: la casa de Bon donde nació Beethoven y la que habitó Schumann en esa ciudad.

Tres años más tarde, obsesionada por la música de Chopin, volvió a convencer a papá y mamá para que la llevaran a conocer la casa natal del poeta del piano en Zelazowa-Wola, cerca de Varsovia. El viaje se extendió a Praga, porque era preciso visitar también las casas en que vivieron Bedřich Smetana y Antonin Dvorak. 

"Mis papás, periodistas los dos, hicieron un  súper esfuerzo para darme gusto. La música de Mozart siempre me hace sentir bien, tanto cuando la escucho como cuando la interpreto... simplemente me inspira felicidad. Tengo la impresión de que  era divertidísimo, pero también que conservaba mucho de su infancia". 

-¿Y Chopin?

"Tiempo después de haber empezado a estudiar piano preparé una sonata completa de Haydn y su inolvidable Concierto en re menor. En ese entonces, la maestra Natasha Tarásova me  llamaba con cierta frecuencia la atención por interpretar a Haydn con estilo chopiniano, así fue que decidí conocer más sobre Chopin. Escuché sus nocturnos y me atraparon. Además, para empezar a conocerlo elegí tres piezas suyas para interpretar en el piano... ¡me enamoré de Chopin!

 "Me cuentan mis papás que cuando tenía dos años me llevaron a un concierto infantil organizado por Eduardo Díazmuñoz. He escuchado conciertos para adultos desde los cinco. Se supone que en las salas solamente admiten niños mayores de ocho años, pero por mi estatura e interés jamás alguien me impidió el paso. En uno de esos conciertos conocí a quien era director de la Orquesta de Marina, el capitán César Ámora, quien me invitó a que tocáramos juntos el Concierto de Haydn al que me refería hace un momento. La idea me encantó. Yo no conocía esa obra, pero recibír una invitación para presentarme con una orquesta, que es uno de los grandes sueños que muchos solistas desean alcanzar algún día, era algo que simplemente no podía dejar pasar. 

"En ese tiempo tenía diez años y aunque a los ocho tuve mi primera presentación como pianista, ante los ojos de varios maestros era imposible que una niña como yo, que no es prodigio pero que además es mexicana, interpretara un concierto para piano y orquesta. 

"Afortunadamente, tiempo atrás tuve la suerte de conocer a un talentoso y joven pianista, Arturo Nieto-Dorantes, quien no solo creyó en mi capacidad y mi alentó para lograrlo, sino que además me presentó con Héctor Rojas, su maestro.

"Unos meses después de la invitación, el maestro Ámora dejó la Orquesta de Marina. En menos de un año había tenido lista la obra con mis maestros, así que la presenté a dos pianos con mi maestra Natasha Tarásova en un concurso. Posteriormente José Guadalupe Flores, director de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro, me dio la gran oportunidad de mi vida. 

"El Concierto en re mayor para piano y orquesta de Haydn es y será muy importante en mi vida, pues no solo fue el primero que interpreté, sino que me abrió las puertas para asistir al Virginia Warring International Piano Competition, efectuado en Palm Desert, California, en donde fui la única niña latinoamericana, seleccionada de un total de 300 niños pianistas de todo el mundo. 

"El concierto de Haydn me llevó a presentarme con la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes el año pasado, con la que fui solista de esta obra bajo la dirección de Stephano Mazzoleni". 


-Has tocado con orquestas en otras ocasiones, ¿verdad? Yo recuerdo tus actuaciones como solista de la Sinfónica de Acapulco y la Orquesta del Instituto Politécnico Nacional. 

"Exacto. Lo hice con los maestros Eduardo Álvarez y Alfredo Ibarra, muy entusiastas y de quienes he   aprendido cosas importantes. El maestro Ibarra acaba de invitarme para que me presente los días 26 y 28 de abril con la Sinfónica del Politécnico, ahora con el Concierto número 17 de mi querido Mozart.

"Unos meses después de estar en Aguascalientes, recibí otra invitación para presentarme nuevamente con la Filarmónica de Querétaro, pero ahora bajo la dirección de Enrique Radillo. Aquí tuve la gran oportunidad de interpretar el anhelado Concierto número 21 para piano y orquesta de Mozart, obra de enorme dificultad para mí, pero que ha significado un gran reto y una enorme satisfacción

"Interpretar a Mozart es súper difícil. Yo estaba muy interesada en presentarme con su música, precisamente en el 2006, para celebrar el 250 aniversario de su nacimiento. Así fue como concursé en Colima, donde gané el Grand Prix al Talento Excepcional (me presenté exactamente el 27 de enero, día en que nació Mozart). Incluí en mi programa el movimiento de una de sus preciosas sonatas y me fue muy bien, pues hasta un piano gané". 

-Sé que no es el único piano que has obtenido  como premio en un concurso, pero ahora háblame de lo que me contaste un día: las difíciles circunstancias de tu  nacimiento. ¿Sería que por eso tus padres te apoyan tanto, te consienten y tratan de satisfacer todas tus aspiraciones musicales? Siempre te veo en las salas de concierto acompañada por tu mamá.

"Las cosas no han sido fáciles para mí. Me cuentan mis padres que mi llegada a este mundo no fue sencilla, pues antes de tenerme perdieron dos bebés, uno en el momento de nacer y la otra 15 días después de su prematuro nacimiento. Así es que en el momento que supieron de un nuevo embarazo tenían una mezcla de temor y alegría, sobre todo cuando el médico les comentó que haría todo lo posible para que mi mamá llegase a los nueve meses, pues no había más del cincuenta por ciento de posibilidades de lograrlo. 

"Mi mamá pasó en reposo absoluto y prácticamente en cama los nueve meses. Como fui una niña muy deseada, mis papás me han cuidado, me han rodeado de atenciones, pero principalmente de amor". 


Esta niña pianista, caso extremo de melomanía, ha ganado también 16 premios de pintura y se encuentra muy activa en diversos programas radiofónicos relacionados en una y otra forma con la música, entre los cuales destaca La peluca de Mozart, sección musical de La Pandilla; continúa ganando concursos y dando recitales, pero tiene que esforzarse para cumplir con las exigencias del Conservatorio Nacional de Música, de los cursos en el extranjero... ¡y con las materias de la escuela secundaria!


Ástrid recuerda aquella época

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