Friday, February 28, 2020

Fernando Díez de Urdanivia Serrano

                                  Una vida luminosa

En una vida tan extensa como la mía que se aproxima al noveno decenio, puedo dar testimonio de que la luminosidad de la costa central californiana es una de las más intensas que he conocido. 

De la misma manera, aseguro que la vida de Fernando Díez de Urdanivia (1932-2020) tuvo una brillantez semejante. No solo fue un amigo transformado en hermano, sino que tuvo un asombroso efecto enriquecedor de la cultura en México. Con un entusiasmo que dio la medida de su valía, destacó en el periodismo, la academia, la música, la literatura, la empresa editorial y discográfica... 

Como conversador no tuvo par, al grado de que la amenidad y sabiduría de sus palabras convirtieran en minutos el deleite de una llamada telefónica de más de una hora de duración. Y lo verdaderamente  asombroso: a pesar de su proverbial extraversión, jamás caía en el soliloquio porque también la empatía lo llevó a ser un comedido oyente. 

Su generosidad y sencillez propiciaron que el proemio de mi libro Allegro Molto. Sesenta años de anécdotas, publicado por Luzam, su empresa editorial, fuera enriquecido en forma codiciable gracias a su análisis sobre la misión e importancia de la anécdota. 

"A los muchachos suele sobrarles la juventud y faltarles las anécdotas. Recordar es oficio de viejos, y hacerlo con cierta gracia es cualidad de quienes no se toman la vida muy a pecho", afirma al principio de su texto ensayístico.

El párrafo final de este proemio vuelve a conmoverme cuantas veces lo leo:

"La Biblioteca Musical Mínima publica este anecdotario en su colección, por su valor intrínseco. Cosa distinta es que la amistad, el afecto y camaradería inspiren estos párrafos que no serán lo bueno del libro, pero figurarán entre los más sentidos". 

Retomo estas palabras para afirmar con toda sinceridad que mis elogios a su proemio también van más allá del afecto, la camaradería... ¡y el amor fraterno!







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