Saturday, November 2, 2019

Noviembre, alguacil con tos


El noviembre de Juan Villoro y Ramón López Velarde 

En su ensayo intitulado Halloween digital, publicado en el periódico Reforma de la Ciudad de México, Juan Villoro recuerda: 

"Debemos a los celtas el rito que convoca a las almas extraviadas y dio lugar a Halloween. Como otras fechas religiosas, esta tiene su origen en el clima. El 31 de octubre anuncia la cercanía del invierno. Los días comienzan a ser más cortos y las memorias más largas. En torno a las fogatas se evoca a los espíritus que ya no están ahí. El cristianismo encontró otra línea divisoria el 1o. de noviembre, Día de Todos los Santos, para celebrar a quienes superan el purgatorio y alcanzan la vida eterna". 

Afirma asimismo que en México, "la Noche de Brujas se extiende al Día de Muertos: la Catrina convive con personajes de los Simpson, Scooby-Doo o el manga japonés; unos piden su calaverita, otros su Halloween". 

"Del 31 de octubre al 2 de noviembre regresa la pasión por el pan de muerto, los altares con flores de cempasúchil y las películas de terror donde un visitante llega con una sierra eléctrica".

A Ramón López Velarde, esta época del año le provocó escalofrío. Su ensayo Noviembre, del póstumo libro El minutero, se encuentra preñado de siniestras premoniciones como estas: 

"Noviembre, pecera lívida en que los finados suben y bajan, aleccionándonos en la sabiduría de bogar sin tropiezo". 
"Noviembre, alguacil con tos, noche en que rueda sin mulas la tartana del infierno: sombra de ciprés que abrocha la tapia con la banqueta, para aplastar al gallo de la Pasión, como a un zancudo entre las hojas de un libro de magia negra".

"Restan once meses de presagio menos duro. Ahora, el alma se abstiene de la apuesta, ahuecándose en el armazón de un catafalco".

A pesar de los negros augurios, el poeta no falleció en noviembre, sino en el soleado mes de junio cuando la bronconeumonía segó su vida cuatro días después de haber cumplido 33 años.




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