Thursday, November 21, 2019

Peor que la enfermedad,


La Revolución juzgada por Sarmiento e Ibargüengoitia

Sergio Sarmiento inició su columna del 20 de noviembre en el periódico Reforma, de la Ciudad de México, intitulada "Trágica Revolución" con este epígrafe: 

"No puedes hacer una revolución con guantes de seda". 

Estas palabras de Iósif Stalin (1878-1953), pronunciadas tiempo después del inicio de la Revolución Mexicana, se aplican también a lo sucedido tras el derrocamiento de Porfirio Díaz (1830-1915), el anciano dictador que solo viviría cuatro años más. 

Afirma el filósofo, escritor y periodista que a pesar del número relativamente corto de víctimas de los enfrentamientos armados, la insalubridad e inestabilidad económica generadas por la contienda hicieron que muchos mexicanos huyeran a Estados Unidos y que cientos de miles murieron por la gripa española y otras epidemias, así como las condiciones de hambre e insalubridad. Concluye que "la medicina con la que se reemplazó la dictadura por un partido hegemónico resultó peor que la enfermedad".

En el ensayo Cuento para el niño revolucionario, Jorge Ibargüengoitia (1928-1983) entrega una obra maestra del sarcasmo con joyas como esta:

"Este señor que ves aquí, tocando el claxon del Mustang para que la criada venga a abrirle la puerta, es un humilde revolucionario a quien la Patria ha recompensado sus esfuerzos en pro de la justicia social. La altanería que le notas no es aire de aristocracia, sino el orgullo propio de nuestra raza: nos bastan dos años de no pasar hambres para sentirnos de la mejor sociedad". 

A quienes gozaron el festejo revolucionario de ayer, en la Ciudad de México, y a quienes lo despreciaron, se les recomienda que, en un ejercicio democrático y de buena voluntad, lean este ensayo del guanajuatense:



          Monumento a la Revolución en la Ciudad de México 

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