Saturday, May 9, 2020

Hugo Roca Joglar habla de su oficio



Este blog, sucesor de Cartas a Laura desde Soledad (2011-2015), llega en mayo a su primer lustro de vida. 

La obra de diversos personajes de la cultura en México ha estado presente en el blog a la manera de comentarios, análisis y cartas abiertas.

Uno de ellos es Hugo Roca Joglar, destacado escritor, musicólogo y periodista mexicano, autor de las narraciones reunidas en Días de jengibre, quien publicó recientemente la conmovedora novela intitulada Tardes quietas de jazz y madera y colabora para el diario Milenio, de la Ciudad de México. 

Nacido en 1986, obtuvo a la edad de 28 años el Premio Nacional de Periodismo (México) por la crónica Lo que me dice el amor. Mahler en una cantina de Irapuato. 

Asimismo, fue laureado con dos preseas internacionales: en Argentina, el primer premio de ensayo del concurso Iber-rutas 2015 "Memoria, migrantes y cultura"; en España, el Paco Rabal de Periodismo Cultural en la categoría "Jóvenes Promesas". 

*

Publico ahora el reciente intercambio epistolar en el que Hugo Roca Joglar responde mi pregunta sobre dos de sus trabajos laureados. 


                    Pregunta indiscreta

Hemos estado platicando Josefina y yo sobre dos textos tuyos particularmente importantes: el ensayo intitulado La onírica Asturias mexicana y la crónica Lo que me dice el amor. Mahler en una cantina de Irapuato.

Ella me dice que La onírica Asturias le conmovió más. Por mi parte, no estoy tan seguro. Me parece un empate y en futbol iríamos a penales para el desempate.

Sin embargo, me gustaría mucho conocer tu opinión. Entiendo que a ustedes los artistas no les gustan ese tipo de preguntas. Quizá la excepción haya sido Giacomo Puccini (1858-1924), quien manifestaba que su ópera "consentida" era Madama Butterfly. 

Si no lo consideras una impertinencia de mi parte, quisiera saber tu opinión: cuál de esos dos textos escritos para perpetua memoria es tu consentido. 

                          Respuesta indiscreta 


Mahler en una cantina de Irapuato y La onírica Asturias los escribí en el mismo lugar: mi cuarto en la casa de Nepantla con uno o dos años de diferencia, y el proceso fue completamente distinto. 

Mahler para mí es mucho más cercano a una sinfonía en el sentido estructural de tejer temas (personas, historias), someterlos a variaciones y construir cuidadosamente sus interacciones; es una historia a la que técnicamente le dediqué mucho tiempo con un interés específico en la coherencia dramática, en que los distintos acontecimientos sonoros se sintieran naturales unos al lado de los otros.

En cambio la Onírica Asturias surgió tan espontáneamente que la asocio más con un nocturno o incluso un poema sinfónico en donde el programa literario que describo son mis recuerdos; ahí, por lo menos en la elaboración no enfrenté ningún tipo de complicación estructural ni trabajo compositivo en un sentido técnico o académico, sólo inspiración vertida con completa libertad, sin ningún interés estructural. 

Te explico todo esto, como te podrás imaginar, para decirte que son textos tan distintos que me cuesta mucho trabajo identificar cuál es mi consentido, así que en una salida diplomática diría que Mahler es mi crónica consentida y La onírica mi texto autobiográfico consentido, aunque sin duda ambos artículos están hermanados en su vocación ensayística, y así, como ensayos, creo que en este momento siento un mayor cariño por Mahler, porque lo escribí antes y me dio un reconocimiento que me ha dado mucha confianza para seguir escribiendo, también porque quedé asombrado de haberme atrevido a intentar hacer convivir dos mundos en apariencia irreconciliables (una ciudad del bajío mexicano del siglo XXI y un compositor bohemio decimonónico posrromántico) con la intención de lograr que esa convivencia se lea natural. 



  (Editado por Tandaia, S.C. Santiago de Compostela, España)


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