Friday, October 2, 2020

Para el bisabuelo

                  


                             Sofía y el mistral



                                        Maricarmen Páramo, 

                                        colaboradora invitada



Se acerca el mistral, la ropa se aferra a las pinzas y a un tendedero que la sacude con fuerza. 


Las ventanas mal cerradas se abren de golpe y el viento hace destrozos en las casas, alborota papeles, tira enseres, rompe vidrios.


Hace crujir las puertas y sopla en las tuberías su característico silbido. El cielo se oscurece, el mar se agita y entre un escenario sombrío resplandece el pelo dorado de Sofía que se mueve de un lado a otro en una especie de baile que solamente conocen ella y el mistral.


 Entre risas, la pequeña Sofía corre y en un intento casi suplicante por retenerla, el mistral sopla con todas sus fuerzas para continuar danzando con su pelo, transformándolo en torbellino. 


Tan acostumbrado al arrebato y a la huida, el mistral ahora busca el resplandor y la gracia, la compañía con risa juguetona. 



Ya cansada, Sofía se sienta por un breve instante y el mistral la acompaña haciendo ondas en su pelo cuyas coletas se extienden kilométricamente en un reto gravitacional. En ese instante, su mamá le toma una foto que atravesará distancias oceánicas hasta llegar al bisabuelo de Sofía quien, al igual que ella, verá al mistral con encanto.


El bisabuelo se queda mirando la foto, el pelo de Sofía danza y el mistral destroza todo lo que está a su paso en la habitación. Escucha una melodía cada vez con más fuerza; Sofía y el mistral lo han invitado al baile.






2 comments:

  1. ¡Qué hermoso y conmovedor texto?

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  2. Gabriel Páramo que afortunados son tú y tu queridísimo padre (MAESTRO INCOMPARABLE) en tener a Sofía y disfrutar de su pluma!
    Gracias por compartir!!!
    Maestro querido me permito reproducir, tal cual, mi comentario hecho en el FB de su hijo.
    Le reitero una y mil veces que soy afortunada por reencontrarle a usted y a Josefina, mis queridísimos Jo! Y más aún leer como el talento reencarna y reencarna!

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