Tuesday, September 13, 2016

Añoranza de la Sinfónica del Estado de México

Reproduzco mi columna Allegro molto publicada en el suplemento La Plaza del periódico El Economista de la Ciudad de México el 10 febrero del 2009: 

 

                                      OSEM: triunfal inicio de temporada



 

La obra escogida por Enrique Bátiz Campbell para el inicio de la temporada 112 de la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OEM) fue emblemática: Obertura festiva de Shostakovich.

 

El regocijo de esta partitura del gran sinfonista del siglo XX es paralelo al de los seguidores de la orquesta mexiquense, la mejor de todas las “del interior” y una de las más importantes del país.

 

En 1971, la OSEM puso a la tierra de Sor Juana y a Toluca, su capital, en el mapa de la gran música. 

 

“Toluca es la provincia y la provincia es la patria”, decía un letrero, a la altura de La Marquesa, en la vieja carretera a esa ciudad. Digna de la provincia, esencia de la patria, es esta orquesta.

 

En Toluca ofreció el viernes su primer programa del 2009 que, además de la Obertura festiva, contó con otra obra de Shostakovich: la celebérrima Quinta sinfonía (1937), y una de Prokófiev, el gran contemporáneo suyo: el Primer concierto en re mayor para violín y orquesta, opus 19, de 1916-1917.

 

Solista de este concierto de gran lirismo pero de dificultad extrema, el cual se encuentra entre los grandes de nuestro tiempo, fue Dania Kuznecovaite, joven lituana de 20 años, ganadora de diversos preseas entre las que destaca la obtenida el año pasado en el VI Concurso Internacional de Violín Henryk Szeryng, de Toluca.

 

La repetición del programa se realizó el domingo en el Teatro San Benito Abad, del Centro Escolar del Lago, en el municipio conurbado de Cuautitlán Izcalli, lugar que debe convertirse en un poderoso sitio de atracción para los melófilos capitalinos.

 

A la belleza arquitectónica del Teatro San Benito Abad se une su estupenda acústica, tan sólo superada por la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario, en el sur de la metrópoli. 

 

Fue una delicia escuchar en aquel recinto los pianísimos de algunos pasajes de la Quinta sinfonía y distinguir con precisión los timbres de cada uno de los instrumentos en los poderosos estallidos de esta obra.

 

Con Bátiz en el podio no hay coreografías ni gestos espectaculares para las cámaras y para el público, sino una asombrosa economía de movimientos, ya que el día del concierto va a cosecharse lo logrado en el arduo trabajo previo durante los ensayos.

 

Los melófilos capitalinos nos felicitamos por ser beneficiarios de esta orquesta infatigable que realiza un promedio de cien conciertos al año y que ha llevado el nombre de México a diversos países europeos y a Estados Unidos, en donde su gira alcanzó el codiciable número de 48 conciertos.

 

Aciertan en el programa de mano al afirmar que no obstante su ubicación, a 40 kilómetros del centro de la ciudad de México, el Teatro San Benito Abad parece destinado a convertirse en la sala predilecta del público metropolitano, no solamente el de la zona, por sus condiciones admirables de acústica y confort.

 


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