Sunday, September 18, 2016

El 16 de septiembre en Salinas, California


                       


El día patrio mexicano por excelencia, el 16 de septiembre en que la nación celebra el inicio de la Independencia, el National Steinbeck Center, de Salinas, California, hizo honor a la vertiente luminosa del Estados Unidos generoso y hospitalario.

Dentro del programa Big Read del National Endowment for the Arts,"que amplía nuestra comprensión de nuestro mundo, de nuestras comunidades, y de nosotros mismos a través de la alegría de compartir un buen libro", consagró la sesión inaugural del ciclo al volumen Sun, Stone, and Shadows. 2O Great Mexican Short Stories, versión en inglés de Sol, Piedras y Sombras, una y otra editadas por el Fondo de Cultura Ecnómica, de México.

La función comenzó a las tres de la tarde con una muestra de lo más destacado de la colección Steinbeck-México del National Steinbeck Center y prosiguió con la charla Steinbeck's México, de Susan Shillinglaw.

A la manera de un intermedio, la banda de concierto de la Universidad de California en la Bahía de Monterey, dirigida desde la flauta por el maestro Enrique Ríos-Ellis, tuvo una extensa, emotiva presentación que se inició con una evocación sonora del mundo maya en que  las percusiones imitaron el canto de la lluvia, don generoso del dios Chaac. Esta intensa evocación precedió a la canción maya Los Xtoles, entonada por todo el auditorio formado íntegramente por estadounidenses, quienes fueron instruidos previamente por el maestro Rios:

Koonex koonex, palexen
Xik tu bin, xik tu bin, yokol k'in

Por cierto que esta auténtica melodía precolombina es citada por Silvestre Revueltas en su partitura La noche de los mayas.



A continuación, el maestro Ríos ofreció una canción de su autoría que canta, voz y flauta, la nostalgia por la patria lejana, la saudade del portugués.

En su más conmovedora intervención solista, la  cantante Dulce  Ixtupé, de ascendencia guatemalteca, residente sucesivamente en Canadá y Estados Unidos, interpretó Solamente una vez, de Agustin Lara, canción que provocó la nostalgia de este cronista y de su esposa, quienes se unieron sotto voce al canto desde sus asientos de la primera fila.


                   

La saudade por la Ciudad de México y la juventud hizo que el cronista recordara entonces las palabras de la poeta gallega Rosalía de Castro: "Cando vos oio tocar, mórrome de soidades"  (Cuando las oigo tocar, me muero de añoranzas).

La parte central de la función estuvo a cargo del grupo Western Stage, que realizó una adaptación dramática del cuento Mi vida con la ola, en su versión en inglés intitulada My Life with the Wave, de Octavio Paz.

La voz del narrador y la acción dramática contribuyeron al mayor disfrute y mejor compresnsión de este delicioso cuento del Premio Nobel mexicano, uno de los veinte escritores paisanos suyos incluidos en el libro mencionado, entre los que se encuentran Juan Rulfo, José Emilio Pacheco y Carlos Fuentes, este último autor del célebre cuento intitulado  Chac Mool, otra joyita de la llamada irrealidad fantástica.

                                                      


Conscientes de que la gastronomía también forma parte de la cultura de un país, los organizadores tuvieron el fino detalle de ofrecer a la concurrencia una amplia variedad de tacos mexicanos, servidos en el patio, mientras la banda de concierto interpretaba, principalmente, música de Brasil y una pieza con el sabor caribeño de Cuba. 

Una vez más, la flauta del maestro Ríos y la voz de Dulce llenaron el recinto al final de la rarde.

Coda

No menos importante en este programa fue la disertación sobre el extenso panorama oral californiano.

Reciba el National Steinbeck Center un agradecido reconocimiento por su aprecio por la cultura mexicana. 





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