Monday, August 12, 2019

De aburridas a colosales

Afirma Alfonso Cuarón que su verdadero descubrimiento del cine ocurrió en los albores de la adolescencia frente al televisor. 

Esta epifanía aconteció la noche en que uno de sus primos y él se quedaron solos en casa, ya que sus padres habían salido.  Se enteraron de que exhibirían una película "solo para adultos" y decidieron morbosos aprovechar la oportunidad.

La película en cuestión fue Ladri di bicicletti (Ladrones de bicicletas), por  lo que queda claro que no satisfizo la supuesta curiosidad malsana de los muchachos, pero esta obra maestra del neorrealismo italiano le llevó a intuir la infinita potencialidad del cine. 

La anécdota del realizador de Roma me recuerda que hace muchos años la Legión Mexicana de la Decencia, asociación que calificó de 1931 a 1958 la moralidad de las películas en exhibición, publicaba periódicamente una hoja volante intitulada Apreciaciones, la cual era distribuida en los templos católicos

Las clasificaciones estaban establecidas por letras:

  • A,   B1,   B2,   C1  y   C2

Las que merecían la A eran "aptas para todo público". 

Las C1 ya merecían una severa censura y las C2 eran "prohibidas por la moral cristiana". 

Para los chamacos de mi generación, las A eran "aburridas"; las B, "más o menos buenas" y las C, "¡colosales!"







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