Monday, August 12, 2019

Tragedias en la sala de conciertos

La entrada anterior de este blog estuvo consagrada a la crónica de la muerte de Clemens Krauss (1893-1954), ocurrida en la Ciudad de México tras un concierto en el Palacio de Bellas Artes. 

Las cuatro historias narradas a continuación parecen evocar esta reflexión de la poesía náhuatl:

No hay lugar de felicidad acá en la Tierra: un viento de obsidiana sopla y se cierne sobre nosotros.

En el compás 45

Ocho cornos al unísono habían anunciado el despertar de Pan, el dios pastoril. Los músicos de la orquesta de la Sala de Milán se esforzaban durante el ensayo por seguir hasta las más sutiles indicaciones del afamado director Dimitri Mitropoulos, de 64 años de edad.

La dramática música de Mahler que describe la entrada del verano en la primera parte de su Tercera Sinfonía, resonaba en el recinto y conmovía a los asistentes al ensayo.

Ni un vidente pudo haber sospechado en ese momento que esta sinfonía –la más extensa del repertorio después de la Gótica, de William Havergal Brian– habría de interrumpirse bruscamente.

En el compás 45, el director sufrió un colapso y cayó del podio. Un ataque cardiaco había terminado con uno de los más entusiastas promotores de la música contemporánea, artista prodigioso, dueño de un enorme repertorio.

Como la ley italiana prohibía la cremación, para poder cumplir con su testamento los familiares se vieron obligados a trasladar el cadáver a Suiza.

Desde ese país lo condujeron a Atenas en un avión del gobierno griego. Después de la ceremonia civil –la Iglesia ortodoxa tampoco aceptaba la cremación–, depositaron las cenizas en una urna y ésta quedó guardada reverentemente en el Conservatorio de Música de la capital griega.

Es todo, señores

La muerte de Mitropoulos ocurrió el 2 de noviembre de 1960. Diecinueve meses antes, otro deceso repentino había sacudido al mundo de la música.

Eduard van Beinum ensayaba con la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam la Primera Sinfonía de Brahms. Se tocaban los compases iniciales del Andante sostenuto cuando el músico holandés, sintiendo un súbito malestar, golpeó el atril con la batuta y dijo a los instrumentistas, entre los que se encontraba su hijo Bart: “Es todo, señores, muchas gracias”. Se desplomó agonizante y falleció minutos después.

Van Beinum se había distinguido por su infatigable actividad. Solía volar entre Los Ángeles y Amsterdam vía Polo Norte para cumplir sus compromisos con las orquestas de ambas ciudades, de las que era director permanente.

A pesar de que los grandes directores tienen fama de longevos, Eduard van Beinum murió a la edad relativamente temprana de 57 años.

Hombre universal

Psiquiatra, arqueólogo, padre de familia, polemista, director de orquesta, el veneciano Giuseppe Sinopoli murió el 21 de abril del 2001 con la batuta en la mano cuando, a los 54 años, contemplaba un horizonte de promesas.

Dirigía en la Deutsche Oper de Berlín el tercer acto de la ópera Aída, de Verdi, cuando lo derrumbó un infarto cardiaco masivo.

Irónicamente, con esa ópera había debutado en su ciudad natal en 1978.

El trágico 1954

El año de la muerte de Clemens Krauss fue trágico para la música. El 5 de abril ocurrió un hecho que, en cierto sentido, es más triste que los casos relatados anteriormente.

En esta ocasión, el infortunio fue para Arturo Toscanini.

Diez días antes de cumplir 87 años, el maestro dirigió la Orquesta Sinfónica de la National Broadcasting Company, en el Carnegie Hall de Nueva York.

El programa estaba consagrado íntegramente a Wagner y se iniciaba con la Obertura de la ópera Tannhäuser. Ahí fue donde este hombre, considerado como uno de los más grandes directores de todos los tiempos, llegó a su cita con el destino: su confusión mental era tan grande, que los músicos fueron incapaces de seguir tocando.

Todo había terminado.

La NBC suspendió la transmisión y difundió para el público una grabación de la Primera Sinfonía de Brahms. Esta fue la última presentación del genio italiano que había dirigido el día de Navidad de 1937 el primer concierto de la Orquesta Sinfónica de la NBC, recién fundada y puesta en sus manos.


Toscanini falleció tres años después, mientras dormía en su casa de la ciudad de Nueva York. Su verdadera muerte ocurrió, sin embargo, frente al conjunto que había llevado a insospechadas alturas.

                               
                        Arturo Toscanini (1867-1957)

2 comments:

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  2. Maestro:
    Cuando estoy en la la sala y se percibe tanta quietud y atención del público hacia la orquesta, me vienen ideas locas a la cabeza, como: qué tal si ahorita un oyente se sube al escenario y se pone a bailar, o qué tal si a alguien le da un ataque de claustrofobia y sale corriendo haciendo todo el escándalo del mundo, o qué tal si un músico se revela y deja la orquesta..., pero no había llegado a pensar que alguno ¡muriera!

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