Wednesday, March 18, 2020

La música en tiempos de la pandemia




Garrick Ohlsson, el egregio pianista estadounidense nacido en Nueva York en 1948, quien reside en San Francisco, ofreció el 15 de marzo de este año un recital particularmente interesante y provechoso para la moral dada la turbulencia que atraviesa el mundo por la pandemia. 

Su título: 

                                 COVID-19 Recital

Su carácter único estriba en el hecho de que se transmitió en vivo desde una sala de conciertos vacía.

En la presentación, ya frente al teclado, Garrick Ohlsson comentó que en tiempos de Beethoven, la tecnología permitía que cada dos años pudiera contarse con un piano nuevo. Hoy día, un recital como este es una realidad gracias a los adelantos tecnológicos del siglo XXI.

En esta forma, el bálsamo de la música puede llevar su alivio no solo a quienes se encuentran recluidos en todo el mundo por motivos sanitarios,  sino también a la multitud de melófilos que residen en poblaciones carentes de salas de concierto.    

El recital del pianista triunfador en 1970 del VIII Concurso Internacional de Piano Fryderyk Chopin de Varsovia recurrió a un variado programa típico de su proverbialmente extenso repertorio. En la primera parte ofreció la Sonata número 11 de Beethoven y la número 6 de Serguéi Prokófiev. 

Previamente había anunciado que al final de esta última obra haría una larga pausa. Este descanso, también transmitido en tiempo real, le permitió recuperar el aliento porque esta sonata, como otras del genial compositor soviético, equivale en términos atléticos a una carrera de gran fondo. 

La música de Chopin dominó la segunda parte del recital, lo que seguramente ha sido muy bien recibido por la legión de admiradores del músico que dividió su alma y su cultura entre su añorada Polonia y su amada Francia. Sobre todo, fue un verdadero regalo la inclusión de la Berceuse, obra de Chopin que fue la favorita de Arthur Rubinstein y, desde luego, del redactor de este blog.

Tras el Impromptu número 2 y los Estudios del 5 al 10, Garrick Ohlsson interpretó el tercer Scherzo.  

Como encore, ofreció el celebérrimo Preludio número 2, opus 3 de Serguéi Rajmáninov,  obra tan dramática que no falta melómano que asegure que se trata de la descripción de la angustia sufrida por un hombre enterrado vivo. Por supuesto, esto no es más que una fantasía macabra, ya que cuando le preguntaron al músico qué lo había motivado a componer esa pieza, respondió: "La parte proporcional del dinero cobrado por todo mi Opus 3". 


Recomiendo vivamente que se disfrute este recital en YouTube y expreso mi más profundo agradecimiento, aunque este sea solamente un grano de arena, para el genial pianista que el próximo día 3 de abril llegará a la edad de 72 años.


                                  Reclusión y recital

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