Thursday, October 8, 2015

Regocijo por Alexiévich

Todos los años, al mediar septiembre, a Josefina (musa y compañera) junto con un grupo de amigos de este bloguero nos da por aventurar pronósticos sobre quién ganará el próximo Premio Nobel de Literatura. 

En una imitación del apotegma de Immanuel Kant, diríamos que juzgamos a los candidatos al Nobel, no como ellos son, sino como somos nosotros. En otras palabras: más que un pronóstico, expresamos el deseo de que alguno de nuestros favoritos sea el galardonado o, cuando menos, que la Academia Sueca escoja al escritor cuya obra nos parece suficientemente interesante.

Año con año, solemos sufrir un desencanto en cuanto conocemos la decisión de la Academia Sueca. No es que menospreciemos al ganador, sino que habríamos preferido otro autor que en nuestro parecer contaba con mayores merecimientos. Es más: a veces decimos que Fulano es "demasiado bueno" para obtener el Nobel y citamos, entre otros, los casos de Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca y George Steiner.

Los tres años anteriores, fueron de desencanto: ni Mo Yan, Alice Munro y Patrick Modiano se encontraban en nuestra carta a los Magos.

Este 2015, Josefina se quedó un año más sin ver premiado a Philip Roth, pero yo recibí a las cuatro y media de la madrugada, hora del Pacífico californiano, la buena noticia de que la triunfadora era la autora de Voces de Chernóbil: Crónicas del futuro, que a mi parecer cuenta con la obra más interesante de los cinco literatos que habían sido considerados por los medios como "finalistas" al Nobel de Literatura: Haruki Murakami, Wa Thiong'o, Adonis, Philip Roth y Svetlana Alexiévich.

Este sobrecogedor libro de literatura sin ficción de Svetlana Alexiévich merece un comentario extenso; baste por ahora decir que el testimonio de dolor y amor de Liudmila Ignatenko, esposa de Vasili, bombero fallecido en Chernóbil, sobrepasa en intensidad todo lo expresado por Joan Didion, viuda doliente, en su libro El año del pensamiento mágico. Y lo resume la bielorrusa en unas cuantas páginas.

Si, las comparaciones son odiosas. Pero cuando menos esta no tiene el propósito de menospreciar la mencionada obra maestra de la escritora estadounidense que también merece el Premio Nobel de Literatura.

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