Thursday, September 12, 2019

¡Mahlerianos del mundo, sigamos unidos!

En su libro Mahler (2007), el musicólogo español José Luis Pérez de Arteaga (1950-2017) afirma: "Muy pocos músicos, quizá ninguno, han experimentado una expansión y un auge similar apenas un siglo después de su muerte".

Al carácter acertado de esta afirmación, el muy añorado presentador del programa El mundo de la fonografía de Radio Clásica (Radio Nacional de España) añade que en 1959 Mahler era un compositor apenas interpretado, excepto en algún predio salvaguardado por sus discípulos o seguidores. Uno de los argumentos aportados por el autor  es que en la actualidad hay más de dos mil registros fonográficos de sus obras.

 Con esta sentencia profética reaccionó Mahler ante el poco aprecio que en vida se tenía por sus obras: "Meine Zeit wird noch kommen" (Mi tiempo está por llegar). En 1967, como lo recuerda Pérez de Arteaga, Leonard Bernstein proclamó: "Su tiempo ha llegado".

No he de insistir ahora en uno de los fenómenos más portentosos de la historia de la música porque no hay melómano que lo desconozca. En otras palabras: no pretendo ser más mahleriano que Bernstein, por lo que me limitaré a expresar mi regocijo por el reciente nombramiento de Enrique Arturo Diemecke, egregio promotor de la música del compositor de Das Lied von der Erde, como Presidente Honorario de la Sociedad Mahler de México.

Y he de repetir aquí lo que le dije hace  muchos años después de un concierto en el que dirigió la Décima sinfonía en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México: "Las versiones mahlerianas que más me han conmovido en mi vida son las de Bernstein y las de Diemecke". 

¡Mahlerianos del mundo, sigamos unidos!


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