Tuesday, September 10, 2019

Strauss y Mahler, al borde de la eternidad

Cuando llamé por teléfono al programa La otra versión de la estación Opus 94 para expresar mi regocijo por haber dedicado la sesión a las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss (1864-1949), les recomendé que consagraran su próxima emisión a otra de las cumbres del Himalaya de la música: Das Lied von der Erde (La canción de la Tierra), de Gustav Mahler (1860-1911). 

Más que mi predilección por esta obra maestra, me impulsó la asombrosa serie de similitudes entre ellas. Sugiero un breve recuento:

  • Una y otra fueron compuestas al borde de la eternidad. Colegas y amigos, Strauss y Mahler compartieron su devoción por la voz humana, por lo que resulta muy significativo que a ella hayan recurrido en estas obras que ya no llegaron a escuchar.

  • Se inspiran en poemas que constituyen el más sentido adiós a la existencia terrena. En la canción  En el ocaso, el poeta susurra: "Oh, inmensa y dulce paz, tan profunda en la puesta de sol, qué fatigados estamos por haber caminado. ¿Será esta, entonces, la muerte?" En la despedida, última parte de La canción de la Tierra escuchamos: "Mi corazón solitario busca la paz. ¡Vuelvo hacia mi patria, mi morada!"

  • Antes del arribo a la profunda nostalgia, uno y otro tomaron poemas que exaltan el amor y la belleza. En la canción Primavera, Strauss borda melodías conmovedoras sobre las palabras "En el fondo de las peñas crepusculares he soñado largamente con tus árboles y aire azul, con tus aromas y con tus cantos de pájaros". En La canción de la Tierra, la música de Mahler nos estremece en este pasaje: "Oh belleza! ¡Oh mundo eternamente ebrio de amor y de vida!"

* Das Lied von der Erde y Vier letzte Lieder comparten la más feliz de las conjunciones de poesía y música, al grado de constituir una de las más altas manifestaciones del espíritu humano en siglo XX, centuria que osciló entre las civilización y la barbarie, la grandeza y la abyección.







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